Estamos en presencia de una singular fotografía, la descripción de un ser humano verdaderamente cautivador, cuya vida, Elexis Fernández Rubio nos hace conocer a través del muy original caleidoscopio que constituye la narrativa que despliega, para regalarnos la hermosa y atrayente personalidad de un campesino bendecido por las aguas cristalinas de los copiosos ríos que recorren el paisaje baracoeso.
El autor nos conduce a través de diferentes momentos de la vida de Anfiloquio Suárez Castellano, a quien nos presenta cual un incuestionable explorador de la más inhóspita naturaleza cubana que se adentra en recónditos parajes en busca de sus maravillas zoológicas. Autodidacta, dotado de una inteligencia privilegiada, sin estudios académicos y empoderado de una acérrima voluntad, Anfiloquio, a fuerza de sacrificios y tesonero empeño, consigue la proeza de acopiar una cosecha de conocimientos acerca de la fauna cubana hasta convertirlo en un proyecto de vida con destacadas proyecciones humanas. Primero, se transforma él mismo a partir de su incansable labor investigativa, y, posteriormente, transforma su entorno social mediante la consolidación de una obra real, tangible y conmovedora, como lo fue, y lo es, el zoológico que llegó a erigir como resultado de sus sueños y esfuerzos personales.
